A veces creemos que los límites son una forma de control, que decir “no” puede apagar la alegría o coartar la libertad de nuestros hijos, pero con el tiempo descubrimos que los límites no son muros sino raíces, la base invisible que sostiene la seguridad, el amor, la libertad y el respeto.
Criar con conciencia no significa dejar hacer todo ni imponer todo, sino aprender a escuchar con el corazón y actuar desde el respeto, hacia ellos y hacia nosotros mismos, un límite auténtico no nace del miedo, sino del amor, y un “no” dicho con calma y conexión puede ser más nutritivo que mil “sí” dados por cansancio o culpa
Los niños no necesitan padres perfectos, Necesitan Adultos presentes, que los miren, los escuchen y sepan acompañar, necesitan sentir que su libertad florece dentro de un marco que los cuida y que la confianza se construye en la medida en que se sienten seguros, la libertad sin contención asusta y el control sin empatía lastima, por eso, el equilibrio está en la danza cotidiana de observar, sentir, acompañar y guiar
Criar desde el respeto también implica poner límites a nuestro propio desborde, al perfeccionismo y a la autoexigencia, porque no podemos ofrecer calma si vivimos desde la prisa, y cuando los límites se ponen desde el amor, el respeto y la libertad, la vida se vuelve un espacio de crecimiento, confianza y conexión y en ese equilibrio, aprendemos que el respeto empieza por casa, que la libertad se vive con responsabilidad, y que cada “NO” con presencia es también una forma de decir “Te amo”
Lorena Mtz
Satya Mindfulness
Meditación Yoga
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